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El ritual de Juancho y el reto de ir al baño en el pabellón

Espectáculo. Rumanía rodó su vídeo para participar en esta edición de Eurovisión aquí en Cluj-Napoca. Era el preludio del festival de España. Ayer si no hubiéramos salido tras el descanso habríamos empatado a 56. Ricky Rubio, con 14 puntos, anotó en el primer cuarto tanto como todo el rival en ese tiempo. Pau Gasol al descanso llevaba 22 puntos por 23 de la República Checa. En los 2 primeros partidos hemos ganado por 38 de media. No es que seamos buenos solistas, es que somos un coro que provoca que los rivales desafinen.

Rituales. Cada generación de nuestra Selección tiene los suyos. Cuando Mumbrú era nuestro capitán anotaba la última canasta de la rueda de calentamiento previa a cada partido y después tiraba el balón arriba. A Álex le tomó el testigo Rudy Fernández haciendo algo parecido con lanzamiento siempre a tabla bajo canasta. Según ambos era para "quitar el tapón al aro" antes de cada encuentro. Ahora que faltan los dos, el relevo lo ha tomado Juancho Hernangómez. Es siempre el último en llegar a la charla de Scariolo tras anotar un mate. De salto puro, sin carrera. Y parece que nos va bien. Sinceramente, viendo la proyección de Juancho intuyo que el nuevo ritual va a durar como mínimo una década.

Árbitros. No digo que sean malos pero no son los mejores. La guerra Fiba-Euroliga alcanza a los que arbitran este Eurobasket. Cualquier colegiado que haya pitado la competición que ganó esta primavera el Fenerbahçe tiene vacaciones. Forzosas. Como no hay europeos suficientes han convocado a un filipino, un australiano, dos puertorriqueños y un canadiense. La ONU de los colegiados. En resumen, los árbitros de más nivel no pitan la competición de selecciones de más nivel porque los dos estamentos más poderosos del baloncesto siguen a la gresca. El baloncesto actual amenaza con vivir en una eterna era Trump. La de una sinrazón guerrera a golpe de cruzar tuits.

El reto de ir al baño. El pabellón de Cluj es precioso. Moderno. Se agradece que la megafonía no atruene y que la temperatura del aire acondicionado no nos haga llevar jersey. Pero se quedaron cortos en la construcción de aseos. En la planta baja solo hay uno disponible y a compartir entre jugadores y prensa. Durante los partidos los periodistas no podemos ir al baño a no ser a cambio de una excursión al anillo de la grada. Así que se recomienda venir con los "deberes" hechos del hotel y no beber mucho líquido. Por primera vez en un Eurobasket la cola del servicio amenaza con superar a la del bar por decenas de metros de distancia.