Agarrados a la web de RTVE, que transmitió el inicio del España-Bélgica mientras Teledeporte informaba de la jornada de los Mundiales de atletismo, el grito desgarrador de Llull en Tenerife nos estremeció. La FEB aguardó a las dos y media de la mañana para hacer oficial que a Llull se le clavó la rodilla derecha y su ligamento cruzado se rompió. Estará al menos siete meses de baja. Una noticia pésima y que se lamenta más por lo que se hace querer este niño grande de 29 años cuyos méritos en la Selección van más allá de los deportivos. Llull habla de “familia” para referirse a sus compañeros y no es una pose. En su reciente boda, estuvieron veteranos (los Gasol, Navarro, Nocioni, Rudy), jóvenes como Ricky o Abrines y niños como Doncic. Llull es un pegamento de generaciones.

Su ausencia pesará a nivel humano. Pero, no nos engañemos, también en lo deportivo. Llull es a día de hoy MVP de la Euroliga y, por la especial configuración de la Selección este verano, era una pieza imprescindible con vistas al Eurobasket. “Jugará de escolta, pero con una función que va más allá del escolta clásico. Tiene muchas más armas que hace un año”, admitió recientemente Scariolo en una entrevista. España, que ya había perdido por el camino la experiencia de Calderón, Felipe y Rudy, queda ahora en manos del talento de sus bases, Ricky y Sergio, y de los Gasol en la pintura. Un grupo algo destartalado, como si arrancásemos la línea de centrocampistas de un equipo de fútbol. A Scariolo le toca inventarse algo para coserlo. Y a nosotros, unirnos al #FuerzaLlull.