Van Niekerk y el boom

Recuerdo con emoción cuando hace 25 años Sudáfrica volvió a participar en unos Juegos, los de Barcelona, después de 32 años de ausencia, desde Roma 1960. El apartheid condenó de forma inhumana a generaciones de deportistas de raza negra, y de forma consecuente cerró también las puertas internacionales a los blancos. Por eso, un cuarto de siglo después celebramos los éxitos y la gran progresión del atletismo sudafricano, ya libre de racismo.

Nelson Mandela, que siempre pensó que también el deporte era fundamental para la liberación sudafricana, estaría orgulloso de ver los éxitos. El atletismo apartó de la droga al campeón de longitud Luvo Manyonga; dio una vida digna al otro gran saltador, Samaai, que vivió su infancia en la pobreza extrema, en una choza, y debiendo caminar cada día 10 km para ir a entrenar; y sobre todo encumbró a Wayde Van Niekerk como la gran sensación de Río, donde batió el récord del mundo por la calle exterior con la deslumbrante marca de 43.03. Ayer Van Niekerk volvió a proclamarse campeón de 400 con solvencia. No es Bolt, pero puede acabar ganando tantas medallas como el jamaicano.