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La primera del Sextete

Nadie tiene más. La publicidad del Carrusel en las páginas del AS era tan elocuente como premonitoria: “Los ingleses inventaron cómo se juega. El Madrid inventó cómo se gana”. Que este equipo de leyenda lleve conquistadas sin fallo sus últimas once finales internacionales corrobora la máxima que los madridistas compartimos orgullosos desde que tenemos uso de razón: el Madrid no juega las finales, las gana. No es prepotencia, es el peso de la historia que convierte a sus futbolistas en depositarios de un legado inigualable que debe ser realimentado cada año que pasa. Aquí está prohibido mirar por el retrovisor. Siempre dispuestos a ampliar el gigantesco Museo del Bernabéu. Se quedó pequeño hace mucho tiempo. Ya acumula el club 87 títulos. Y esta temporada pueden caer cinco más. El Sextete es un reto colosal, pero me consta que los jugadores están dispuestos a afrontarlo. Historia que tú hiciste, historia por hacer...

El Maestro. Zidane dirige esta escuela de campeones con la sabiduría que suele acompañar a los sabios de la tribu. Su sonrisa profidén disimula una mano más firme de lo que la gente cree. Si tiene que decir a Cristiano que espere hasta el último cuarto de hora para salir al ruedo como un toro, lo hace. Si tiene que responder a Mourinho alineando de salida a Bale para que el portugués deje de coquetear con el galés, lo hace. Si tiene que mantener a Isco en el once titular en los grandes días (lo fue en Cardiff y en Skopje), pues adelante. Este hombre ha ganado en 19 meses seis títulos: 2 Champions, 2 Supercopas de Europa, 1 Liga y 1 Mundial de Clubes. Zidane no tiene límites. Ha hecho currículo a base de coleccionar títulos. Sin tregua. ¡Grande Zizou!

Amigo Keylor. Al tico se le coge cariño. Es el prototipo de deportista humilde que asume que su vida se llenará de obstáculos para ser salvados. Tras marcar Lukaku (un ‘Transformer’ con botas) el 2-1, en las redes sociales ya vi a algunos ventajistas queriendo buscarle las cosquillas. Keylor respondió como sabe: siendo el salvador del Madrid. Su paradón a Rashford metiendo la mano ahí abajo donde pocos llegan, es de los que dan títulos. Keylor es mi portero.

Casemiro crece cada partido que pasa

Casemiro, máquina. Otro como Keylor. En este Madrid plagado de estrellas, los obreros son los que llenan el granero de trigo para que nadie pase hambre. El brasileño legó en 2013 por sólo 5,5 millones de euros. Una ganga. Ayer se adueñó de la escena en un primer tiempo de fábula y le puso la guinda de su gol abrelatas. Pudo hacer un hat-trick. Tuvo un cabezazo al larguero y un gran tiro lejano. Casemiro crece cada partido que pasa. Es el minutero del Madrid.

Mou, resignado. Durante años hubo una fijación obsesiva recordándole como si fuese necesario rescatarle. Tuvo su momento y ya está. Ayer se portó bien. Nos hizo un favor dejando a Rashford en el banquillo hasta el segundo tiempo. Un jugador diferencial. Se agradece el detalle, míster. También agradezco el retorno de Cristiano. La Bestia ya está a punto. Le veremos titular en el Camp Nou este domingo. Todo vuelve a su cauce.

Afición feliz. Desde Zaragoza llegaron en coche ayer Raúl y su padre, de la Peña La Quinta de Canario, para comer el cocido de la liturgia triunfal en el Rincón de Toñín, para volverse rápido a casa a ver el partido. Eso es madridismo puro. Y me piden que el Barça nos haga el domingo el pasillo de campeones en el Camp Nou. Puyol lo haría...