Barcelona fue una fiesta
La judoca Miriam Blasco charlaba en el bus con el atleta Daniel Plaza. Ambos están unidos por una fecha, la de su oro en Barcelona: el 31 de julio de 1992. El regatista Manrique se sentaba en la comida con el atleta Cacho y el ciclista Olano. El ‘Lagarto’ De la Cruz viajó desde Costa Rica para abrazarse a sus compañeros de plata de Los Ángeles: Epi, Romay, Margall, Solozábal, Llorente, Iturriaga, Arcega y Beirán. Las chicas de oro de hockey quedaban a comer en un restaurante del Puerto Olímpico. Ellas fueron las primeras. Su capitana, Mercedes Coghen, se abrazaba con Theresa Zabell. El ciclista Toni Tauler ayudaba a bajar las escaleras al maltrecho marchador Llopart. Los futbolistas Amavisca y Ferrer reían con los tenistas Corretja y Costa. Gervasio Deferr se hacía selfies con las nadadoras de sincro...
Fue un día de reencuentros. Cerca de doscientos medallistas olímpicos reunidos en Barcelona por AS. No podía ser en otro lugar. Se cumplen 25 años de aquellos Juegos. Se cumple el 50 aniversario de este diario. Para conmemorar ambos hitos se organizó una foto para la historia en Montjuïc. Faltaron en torno a la mitad. Muchos ya no están. Otros no pudieron venir. Pero todos permanecían en el recuerdo, en las conversaciones de los corrillos y de las mesas de la Cena que se celebró en el Museu Nacional d’Art de Catalunya. Barcelona fue una fiesta con unos invitados de excepción. Ellos han llenado estas páginas de gestas. Si existe un periódico deportivo, es porque ellos existen. Si el deporte español está tan arriba, es porque cada uno de ellos puso un día un ladrillo para construir un enorme edificio de sueños.