Se equivocó Sebastian Vettel… y también la FIA

Tengo que reconocer que mi primera impresión sobre el incidente entre Hamilton y Vettel en Bakú fue que al alemán se le había ido el asunto de las manos. Que del calentón no calculó bien al increpar al británico y golpeó así al McLaren con su Ferrari, no me podía imaginar que hubiera otra explicación. Obviamente, con las repeticiones del lance, quedó claro que no era así y que la agresión lo fue en toda regla, premeditada e intencionada. Así que en ese punto llegó la sanción para Vettel, pero debió ser mucho más severa que la impuesta y con la que salía bastante bien parado de tan vergonzante episodio. Se equivocó, por tanto, el piloto aunque igualmente lo hicieron los comisarios, incapaces de valorar con precisión lo que había ocurrido y su trascendencia para el deporte, para la Fórmula 1.

Lo que tampoco he entendido es que la FIA convocará al afectado para someterle a un nuevo juicio. Si sus representantes en el circuito estuvieron tan poco acertados, les tocaba apechugar con su responsabilidad y no montar este teatrillo de obligar a Vettel a pedir disculpas para que la cosa no fuera a mayores. Si lo que pretendían era exclusivamente eso, el acto de contrición del piloto de Ferrari, lo podían haber hecho en privado evitando el ridículo que han protagonizado unos y otros. Vettel queda en entredicho, si realmente se sentía culpable debió pedir perdón de inmediato y por su propia iniciativa; la FIA deja debilitada su autoridad y, sobre todo, su capacidad de impartir justicia deportiva. Y mientras, Lewis Hamilton se indigna… con mucha razón. La chirigota ha sido gratuita. Otra más.