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La Confecup tampoco anima con el VAR

Ayer me preguntaba un amigo qué tengo contra el VAR. Le expliqué que hasta ahora podíamos soportar las contrariedades arbitrales como fruto de que ‘el árbitro decide en décimas de segundo’. Ahora los errores tomarán otra dimensión. ¿Se imaginan en un Clásico algo como el codazo de Jara a Werner resuelto con amarilla tras consulta al vídeo? Y ojo: cuando llegue el VAR a LaLiga no habrá uno, sino diez, uno en cada campo. Diez tríos con otros tantos criterios. Diez árbtros con los suyos propios. Pasará que en una misma jornada cosas idénticas o similares se fallen de forma distinta. Y hará más dolorosas las polémicas.

Me gusta la tecnología para el gol fantasma y el fuera de juego, para lo que sea objetivo. Para lo que está sujeto a interpretación no me gusta, ni me hace falta. Sé que en otros deportes se hace, pero a ninguno le va mejor. También sé que no hay nada que hacer. La teconolatría, el adanismo, los corretajes de comisiones por el sistema y el futuro momio para exárbitros, árbitros fracasados, exliniers y liniers fracasados (de esos se nutrirán los tríos del VAR) forman una coalición imparable. Y me gusta la tecnología. Esta respuesta se la escribí a mi amigo desde la tableta en la estación de Viena. Recordé el drama que era, no hace tanto, mandar textos desde el extranjero.

Me seguirá gustando el fútbol, aún con VAR, pero me va a sobrar tanto como el cuarto árbitro. Y los ensayos vistos hasta ahora no me animan mucho. Alguna cosa ha salido bien, como un gol bien anulado a Griezmann contra España y el igualmente bien ‘desanulado’ a Deulofeu ese mismo día. Y además salimos ganando en los dos. Pero en el Mundialito vimos aquella jugada en el Nacional-Kashima, del penalti señalado a favor de uno que iba a recibir en off-side. Y el sainete con un gol de Cristiano, que sí, que no.... En la Confecup el VAR se ha comido un penalti de Fonte al Gato Silva y la roja cínica o cobardemente atenuada por Mazic, tras consulta.