Sin bolsas todavía es posible
Los jueces españoles nunca tuvieron muy claro aquello de ceder las bolsas de sangre para incoar expedientes administrativos a los deportistas implicados. El instructor, Antonio Serrano, ya negó las pruebas de la Operación Puerto en su momento, a la par que archivó el caso en dos ocasiones. Si ambas veces se reabrió hasta llegar a la vista oral, fue por la insistente voluntad que tuvo el CSD, con Jaime Lissavetzky al frente. En la sentencia del juicio, la magistrada Julia Patricia Santamaría también denegó las bolsas y mandó su destrucción. El CSD, entonces presidido por Miguel Cardenal, volvió a recurrir a la Audiencia Provincial, que finalmente sí concedió la sangre a las autoridades deportivas para, según su resolución de hace un año, “la posible incoación de expedientes disciplinarios”.
Ahora el ponente Alejandro Benito López dice que la cesión era solo para casos abiertos anteriores. Hay cierta contradicción con su primer auto, pero como somos buenos demócratas queremos confiar en la independencia y buen hacer de la justicia. Y también en que la voluntad del CSD de José Ramón Lete, y del ministro Íñigo Méndez de Vigo, diputado por Palencia, es la misma que la de sus antecesores, por lo que seguirán luchando por la verdad. España aún puede liderar, con la AMA, una comisión para conocer los nombres, como se ha hecho en otros escándalos de dopaje como el de Rusia. Sin bolsas será más difícil, pero hay vías. Todo sea por limpiar la reputación del deportista español. La de aquel que nunca estuvo ahí. Y la de otros, como Marta Domínguez, que fueron vinculados a las bolsas.