Ante la oportunidad de su vida
Natxo González no fue un futbolista de élite —es más, colgó las botas con apenas 20 años, porque ya vio que no iba para figura—. Y en treinta años de ejercicio en los banquillos nunca ha entrenado en Primera División. Ha logrado meritorios ascensos con al San Andrés, el Alavés y el Reus, pero su larga carrera profesional se ha repartido casi siempre entre la Tercera y la Segunda B, con sólo campaña y media en Segunda, incluida esta última completa con el Reus, de éxito notable con el presupuesto más bajo de la categoría. Así que está ante la gran oportunidad de su vida, una ocasión avalada directísimamente por el director deportivo Lalo Arantegui, que lo conoce muy bien y lo tenía apalabrado desde hacía tres meses. El tiempo dirá, pero Lalo está convencido de que va a triunfar en La Romareda.
En el Real Zaragoza todo es más difícil, por las urgencias acumuladas, la penuria económica que sacude al club y el peso de su escudo y de su camiseta, pero Natxo González desprendió en su presentación oficial claridad de ideas y un realismo indispensable para acometer una responsabilidad de tanta altura: “Yo no vengo aquí —señaló— a vender humo. El objetivo es ganar. Tenemos que ser fiables y eficaces en las dos áreas”. Un dato relevante, fundamental: todos los equipos de Natxo han sido casi siempre los menos goleados de sus campeonatos, lo que sería todo un acontecimiento y una sólida base para un Real Zaragoza que ha sido estos cuatro años en Segunda, más los otros tres anteriores en Primera, un auténtico coladero por el que se ha escapado cualquier posibilidad de ascenso.