Partido de riesgo. La visita a Macedonia representa una complejidad mayor de lO que puede parecer. Lo inoportuno de la fecha, el condicionante del estado del césped y la férrea disposición defensiva rival requieren a la Selección un ejercicio de temple, forzada a apoderarse del encuentro desde la velocidad en la circulación y la imaginación en la fase final del ataque. Tiene que ser un equipo más vertical que horizontal y con ritmo en las transiciones.
Los carriles. Macedonia levantará un muro alrededor de Dimitrievski (suma tres partidos sin recibir un gol). Se desplegará con su clásica defensa de cinco, agresiva en las disputas y entusiasta en las ayudas. Con el empeño manifiesto de achicar el campo engordando el pasillo central, se atrincherará en posición permanente de espera. La reducción de espacios en zonas interiores abrirán la puerta por las alas. Sería una buen plan para España agitar su ofensiva con el recorrido de Carvajal y Jordi Alba y la agitación de Vitolo. Empezar por un costado y finalizar en el otro. Los de Angelovski no cierran con rigurosidad el lado débil.
Ampliar
Luz canaria. Nadie como Silva para destapar al rival en el último tercio del terreno de juego (siete goles y dos asistencias durante la era Lopetegui). No sólo lo hace a través de la lucidez con la pelota, también con sus desmarques desde atrás. El canario rompe por sorpresa e invita a una salida a Thiago e Iniesta. Dinamismo ante el rígido entramado macedonio.
Fluidez en el medio. No le conviene a la Selección adormecer el encuentro. Macedonia se sentirá cómoda bajo ese parámetro. El conjunto de Lopetegui se entregará a la dirección de Thiago e Iniesta, ejes de la escena en la medular. De su impulso futbolístico dependerá la versión de España en Skopje. Se necesita agilidad en los desplazamientos para descomponer las líneas macedonias. Pocos toques y asociaciones continuas con los laterales, Silva, Vitolo y Diego Costa.
Ampliar
Posición de nueve. El papel de delantero centro en la Selección resulta poco agradecido por las particularidades del sistema de juego español. Diego Costa encabezará la labor de desgaste a la que Lopetegui pretender someter a los centrales macedonios. Mojsov, Shikov y Ristevski no destacan por su cintura y capacidad de aceleración. Morata podría acabar la faena.
Rudimentaria. Poco puede proponer Macedonia en ataque, una selección de limitado encanto ofensivo. Desestima la posesión como vía de exploración (un 37% de promedio sin contar el choque ante Liechtenstein) al optar por la segunda jugada y la estrategia de Aliovski. Muy solos Nestorovski y Pandev cuyas marcas no debería causar inseguridades en Piqué y Ramos.
Ampliar