Tino, entre el césped y la contabilidad
Hay a quien le defraudó la comparecencia de Tino Fernández. No hubo un fichaje sorpresa, ni destituciones que se piden a gritos desde las redes, ni tampoco un acuerdo mágico para que la deuda se volatilice. LaLiga se acabó hace una semana y el presidente hizo lo que suele ser sana costumbre: un balance de la temporada. Quizá faltó autocrítica tras otro año angustioso, cierto. Pero quizá también faltó más contundencia sobre los motivos de la triste realidad económica que algunos, que curiosamente añoran todo lo pasado, quieren olvidar. Creo que la moderación estaba medida, aunque a veces cueste calmarse. Y lo estaba porque las fracturas no se arreglan pidiendo unidad y dando patadas al mismo tiempo. Se solucionan soldando el hueso roto y guardando reposo para después volver a caminar.
Pero Tino sí dejó algunas certezas. Mel sigue, Richard Barral también y la mayoría de la plantilla con contrato, también. Ha costado tener jugadores en propiedad y tras remodelar la ruinosa casa no es momento, ni hay dinero, para comprar una nueva. Que haya Plan A y Plan B muestra la realidad, que no ha sido otra que pagar en un año a Hacienda 19 millones, casi un tope salarial completo. Juanfran será del Depor, Insua vuelve, se hará con Guilherme, Andone es intocable y para ilusionar siempre nos queda Lucas Pérez. Todo lo que ya está, o estuvo hace poco. Tino sabe que hay que subir un escalón en el césped, pero los euros marcan el camino. Si logra que alguien financie la deuda (como si fuera un regalo) se multiplicará la ilusión, y la exigencia. Si no, prepárense para ser el tope salarial más bajo de LaLiga.