Kroos, Modric e Isco, los guardianes del balón

Bajo control. Comparece el Madrid en La Rosaleda obligado a no caer en enredo alguno que le aparte de conquistar un título de Liga cinco años después. Haría bien en respetar el testamento futbolístico de Balaídos. Se protegió con celo y solidaridad, aunque cierto es también que le llegó el gol antes que el juego (al igual que le sucedió ante Valencia y Sevilla). Un partido de golpe a golpe le confundiría y sería una amenaza de alcance. El balón debe ser el sostén blanco.

La pauta. Al amparo de la pelota el conjunto de Zidane debe atacar con orden para no perder la compostura en la réplica malacitana. Casemiro, Modric, Kroos e Isco no pueden dar un paso en falso y equivocar entregas en zonas delicadas. Apoyos cercanos que faciliten los envíos y minimicen los errores. El pase fácil de Kroos, una de las características señaladas en el desplegable de virtudes del alemán (68 pases buenos por choque en Liga), principio a seguir para el equipo madridista.

Cristiano y Benzema. Al Madrid le convendría la implicación de sus dos referencias de ataque en la creación. En Vigo tuvieron un desempeño notable en este registro. Tanto Cristiano como Benzema se anotaron 32 pases, una cifra estimable para jugadores de su puesto. Isco desde el vértice superior del rombo les alimenta de balones en corto y al espacio (diez conexiones con cada uno). Para el Madrid también será importante reaccionar rápido tras pérdida. Cristiano será el primer defensor (seis recuperaciones ante el Celta).

Trío de peso. El Málaga posee argumentos para comprometer al Madrid. Empezando por la medular. Los de Míchel dispondrán un campo minado con Camacho (11 robos por encuentro), Recio y Fornals para abortar el juego de toque blanco. Resulta un trivote bien encajado con futbolistas de perfil físico y dotados en el desplazamiento de balón. Los tres centrocampistas procurarán sellar las líneas, interrumpir las conducciones de Modric y embargar la capacidad de inventiva de Isco. Camacho custodiará al malagueño.

Artillería. También es el bloque de Míchel un equipo de signo vertical, animoso y potente en el frente. Tiene sustancia y ritmo en los costados con Keko y Juankar. Son hábiles, con salida por fuera y buen centro. Medirán a Danilo (o Nacho) y Marcelo, que no siempre tabican sus bandas como deberían. Otro partido más precisarán del socorro de Casemiro.

A la espalda. La arquitectura ofensiva del Málaga enaltece los desmarques de Sandro. El delantero canario, 14 goles este curso, lee con inteligencia los momentos adecuados para lanzar un movimiento de ruptura y sacar de la carrera a los centrales. Varane y Ramos afrontarán un duelo de máxima exigencia. El Madrid podría pasar un mal trago si Sandro es protagonista.