La liberación de Álex Márquez
Ser hermano de Marc Márquez tienes pros y contras si decides dedicarte al motociclismo profesional. Y entre los negativos está la sempiterna comparación. Cuando te comparan con uno de los grandes fenómenos que ha dado el deporte de las dos ruedas a lo largo de su historia siempre saldrás perdiendo y Álex Márquez ha sufrido una presión en este aspecto que únicamente saben de verdad en la casa familiar de Cervera.
Álex es un pilotazo, pero no cuenta con el talento natural del pentacampeón del mundo, él consigue los objetivos y alcanza las metas mediante trabajo, esfuerzo y superación. El menor de los Márquez tiene 21 años y se llevó el título de Moto3 en 2014 con 18. Subió a Moto2 y se le colgó la etiqueta de aspirante desde el principio.
Era hermano de Marc, el mago que no necesita aclimatación, el portento que sale último de una parrilla y se lleva el triunfo, el tricampeón de la categoría reina más joven de la historia. Álex sufrió presión, sintió casi coacción y obligación para lograr resultados ya. Y las cosas no funcionaban así. Él necesitaba tiempo, tranquilidad, sacar rédito al trabajo. 2015 fue un año casi en blanco con un 14º final, 2016 vio su primer podio pero sólo pudo acabar 13º en la general definitiva.
Este año ha empezado de otra manera: quinto en Qatar, 21º en Argentina, 4º en Austin y primera victoria en Jerez. No será algo esporádico, el trabajo y el esfuerzo ya le han asentado como uno de los 'jefes' de Moto2. A partir de ahora, será un habitual de los podios demostrando que es mucho más que el hermano de Marc... aunque necesita tiempo para colocar las piezas y brillar.