Pase lo que pase el próximo miércoles, la temporada del Atlético ha sido muy positiva. El equipo rojiblanco está a punto de certificar el tercer puesto liguero, cayó en semifinales de Copa ante el Barcelona (mereció pasar a la final) y ha llegado a las semifinales de Champions. El 3-0 del Bernabéu ha puesto el pase a la final de Cardiff cuesta arriba, pero el Atlético luchará hasta el final. Desde que acabó el partido de Chamartín sólo hay una consigna: hacer el último esfuerzo en una temporada que ha sido muy difícil para el Atlético.
El equipo de Simeone perdió a Augusto y Tiago por lesión, dos jugadores básicos en el centro del campo y la sanción le impidió fichar en el mercado invernal, por lo que no pudo retocar la plantilla y hacer frente a esas dos bajas tan importantes. Pese a ello el Atlético se repuso. El club ocupa el puesto 15 a nivel de ingresos en el fútbol europeo, pero en el ránking deportivo está cuarto. Ése es el gran mérito del Atlético. El 3-0 hizo mucho daño a una hinchada, que ya no se conforma con poco, que ya aspira a todo. Y ése es el gran logro del Atlético en estos últimos años: verse con opciones de todo, mirarle a la cara a los más poderosos económicamente del continente.
El Atlético no jugó bien en las semifinales de Champions, no fue el equipo fiable de siempre y ninguno ofreció su verdadera versión. El arbitraje tampoco ayudó pero no esto no es nuevo. No hay mayor reproche entre la masa social del Atlético. Los aficionados que acudieron al estadio madridista acabaron cantando el ‘Atleti hasta la muerte’ y los seguidores sólo piden una cosa: luchar hasta el último segundo y si el Real Madrid quiere estar en Cardiff que se lo gane también en el Calderón. Hay entrenador, equipo y afición. No caigamos en los errores de otros clubes. Un mal partido, por muy doloroso que sea, no puede empañar un buen año. Y no siempre, aunque ahora parezca que sí, se le disputa al Real Madrid estar en una final de Champions.