Mel, entre el champagne y la gaseosa
Pepe Mel vivirá un partido especial esta tarde. Primero, porque su pasado bético da salsa a la visita al Sánchez Pizjuán. Segundo, por lo que está en juego, que es algo más que los tres puntos. Es obvio que su misión es salvar al Depor, pero el cómo logre ese objetivo, que lo conseguirá seguro, también tiene que ver mucho con su futuro. Van dos temporadas consecutivas con salvaciones agónicas y cuatro entrenadores por el camino, sin contar a Fernando Vázquez. El club necesita un banquillo estable y Mel, como confesó en AS tras el derbi, está loco por la música. Todo encaja, siempre y cuando los acordes en estas últimas ocho jornadas convenzan al club y también a la grada.
El equipo llega a Sevilla tras dos derrotas y un último empate ante el Granada que empezó a soliviantar a un Riazor que pide a gritos no acabar al borde del infarto una temporada más. En este trío de partidos, tres sistemas diferentes y la sensación en algunos de que el ‘efecto Mel’ ha volado. Pero antes de eso, cuatro duelos sin perder, con victorias por el camino de tanto lustre como la del Barça después de siete años sin derrotar a uno de los tres grandes. Logró eso, y poner tierra de por medio con el descenso, y recuperar a jugadores olvidados por Garitano, y levantar a un grupo que parecía un cadáver. Mel celebrará la salvación, pero que lo haga con champagne o gaseosa importa, y mucho.