Obligaciones defensivas para Cristiano y Bale en Nápoles
La ventaja adquirida en la ida no debe empujar a la confusión al Madrid. No puede olvidar su actitud ofensiva. Lo apropiado es realizar...

Postura. La ventaja adquirida en la ida no debe empujar a la confusión al Madrid. No puede olvidar su actitud ofensiva. Lo apropiado es realizar una presión alta como escenificó en el Bernabéu con un compromiso defensivo alto. Albiol y Koulibaly arriesgan en exceso en la salida (159 toques por encuentro entre los dos).
Disciplina. El Nápoles, que promedia dos goles y 20 remates por partido como local, exigirá la versión más solidaria de los de Zidane. Bale y Cristiano no se pueden eximir de sus responsabilidades sin balón. El galés custodiará las subidas de Ghoulam (casi nueve centros por choque).
La norma de Modric. Anda descuidado en las últimas citas, menos correcto y resolutivo. El croata tiene que convertirse en el faro que alumbre la transición en ataque. Es el más capacitado para encontrar al trío de arriba (dio 20 pases a James, Benzema y Cristiano en la ida) y enviar balones de larga distancia (11 buenos de 12).
La banda de Marcelo. Descansó en Eibar y vuelve al once de Zidane tras generar dudas sobre su actitud defensiva. En ataque despunta como un jugador diferencial (tres asistencias en los últimos seis duelos del Madrid), pero sus distracciones y pérdidas de posición provocan un desorden importante en la zaga madridista. Enfrente Callejón, irrelevante en el duelo del Bernabéu, debe limitar sus escaramuzas en campo contrario.

Opción Bale. La fragilidad defensiva de Ghoulam, una constante durante toda su carrera, se hizo notoria en el compromiso de ida. La superioridad de Bale sobre el lateral argelino parece incontestable. Apurará en el uno contra uno y se apoyará en los desdoblamientos oportunos de Carvajal.
Vértigo. Los de Sarri se afligen tras pérdida. Suelen quedar desprotegidos por la poca efectividad de su repliegue y la posición de los laterales. Resulta ineludible que el Madrid ande a la caza de contraataques certeros.
Pase y pase. No se esperan variaciones profundas en el estilo del Nápoles. Ambicionará agobiar al Madrid con la idea sostenida de disfrutar del monopolio del balón. Sus números en San Paolo ponen de relieve la identidad napolitana: registra una media de posesión del 62,4%, suma más de 666 pases y casi 25 centros al área por partido...
Bloquear a Hamsik. Se distingue como el futbolista más inteligente en el esquema de Sarri. Es el vigía de la filosofía napolitana (77 pases por choque con un 88% de precisión) y asoma en el área contraria con un poder elevado de definición (12 goles). Se asocia en corto y en largo a pocos toques. La asistencia a Insigne en el coliseo blanco sirve de precedente. La atención del Madrid sobre su figura se entiende como imprescindible.
Alternativa. Mertens (22 goles) se erige como uno de los principales peligros del Nápoles, pero Sarri cuenta también con la posibilidad de contar en algún momento del encuentro con Milik, un delantero más puro y un referente en el área. El polaco domina las zonas de remate. Jugó siete minutos en la ida.
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Lado débil. Es frecuente ver al Nápoles atacar por un costado y finalizar las jugadas por la banda opuesta. Insigne, Mertens y Callejón descifran con habilidad este tipo acciones. Carvajal y Marcelo han de cerrar cuando el movimiento ofensivo italiano trascurra por el flanco contrario. Casemiro, también clave.
Sigue el partido de vuelta de octavos de final de Champions League entre Nápoles-Real Madrid.



