Madrid, por fin estás aquí

No os enfadéis, madridistas, si los napolitanos acogieron a vuestro equipo con abucheos y algún insulto. Nada personal, de verdad. Es la acogida que Nápoles le reserva sólo a los más grandes, a los que más teme y respeta. No hay una ciudad, en los últimos tres meses, que haya deseado ver llegar al equipo blanco más que la partenopea. Ninguna. Desde el día del sorteo se soñó con ver a los azzurri en el Bernabéu, pero sobre todo con ver a los merengues aquí. Ayer, durante el entrenamiento del Madrid, tuve una sensación extraña. En el mismo campo donde vi a los napolitanos, hace 11 años, sufrir con equipos de tercera, estaba el campeón del mundo. Y no para una visita de cortesía: estaba ahí para jugarse el objetivo más prestigioso de la temporada. Casi surrealista.

El partido será divertido, como el de ida. El Madrid y el Nápoles son equipos que rechazan el aburrimiento. Sus choques abundan de lo más bonito que hay en este deporte: el gol. Esto, indudablemente, pondrá las cosas difíciles a los de Sarri, que para soñar con una remontada que no logró ni Maradona deberían no encajar. Algo que le cuesta hacer ante las débiles delanteras de la Serie A y le costará todavía más ante la BBC. Pero bueno, pase lo que pase para los azzurri será un éxito. Porque el Madrid, encerrado en su fortaleza del Palazzo Caracciolo, decidió no ver el mar, ni el Vesuvio, ni el Castel dell'Ovo... y, sobre todo, se perdió las caras de ilusión de los napolitanos. Detrás de cada “vaffan***o” había un “por fin estáis aquí, campeones”. Volved pronto.