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Elogio del Iberostar Tenerife

Mientras el Barça de los 30 millones de euros de presupuesto arrastra su devastada sección por Europa, el Iberostar Tenerife, 3,5 millones, defendió con éxito el liderato ante el Madrid en un estupendo ambiente. Cuenta en conversación telefónica Txus Vidorreta, el entrenador-milagro, que esta no es una entidad “modesta”, sino “moderna”. Un modelo de gestión con una figura clave, Aniano Cabrera, capaz de armar una plantilla que circula por las alturas de la ACB y brilla en la Basketball Champions League, esa competición alternativa que la FIBA creó en plena guerra con la Euroliga. Además del impulso de Iberostar y la ayuda del Cabildo, el presidente Félix Hernández araña euros de nuevos patrocinadores y tiene garantizados los pagos hasta final de temporada.

Tenerife vivió un sueño efímero en 1988 cuando Alexander Gomelski, el zorro plateado que convirtió a la URSS en un ogro del baloncesto (seis Eurobasket, dos Mundiales, oro olímpico en Seúl), llegó a la isla con Belostenni en los albores de la Perestroika. Pero aquel globo mediático del Número 1 se pinchó pronto. Esta historia es más firme. El Iberostar no gasta lo que no tiene, piensa en la ampliación de su pabellón, el Santiago Martín, y hasta firmó un acuerdo de vinculación con el Náutico, viejo archienemigo local. Vidorreta, básico, ha sabido paliar incluso la lesión de su líder espiritual, Beirán. El Tenerife reafirmó un liderato histórico de la ACB sólo con una pena. Saber que, con este discutido sistema, ni ganar al Madrid y sacarle dos triunfos le acerca al título.