Goal average
La locución “goal average” es uno de los anglicismos del fútbol que, aunque encontró sustitutos adecuados en español, se mantiene todavía en el vocabulario de muchos periodistas (que incluso han añadido el “basket average” para el baloncesto).
Quizás muchos lo usan sin saber bien qué significa la segunda de esas palabras (la primera se deduce con facilidad) y por eso evitan trasladarla al castellano.
Sin embargo, la expresión inglesa se traduce bien con las equivalencias “promedio de goles” o “media de goles”.
La cifra resultante de tal operación matemática sirve para determinar que, en caso de empate a puntos, un equipo se situará por delante del otro merced a la comparación entre los tantos marcados y recibidos.
Hace años, se le llamaba a eso “coeficiente de goles” porque las normas establecían que los tantos conseguidos debían dividirse entre los encajados. Una operación que a menudo requería calculadora (por las prisas, claro).
El reglamento actual de la Liga ya no señala que ha de ejecutarse tal división, sino una resta. De ella se deriva que un equipo lleva +1 o -2, por ejemplo. Por tanto, se puede hablar de que “el Leganés tiene una diferencia de goles de -19, peor que la del Deportivo, que tiene -13”. Es decir, a uno le han marcado 19 goles más respecto a los que él ha logrado en la portería contraria; y al otro, solamente 13 más.
Sea como fuere el cálculo de cada momento y decida lo que procediere el reglamento que lo regule, el castellano dispone de fórmulas eficaces para traducir la expresión inglesa, como se viene deduciendo: “coeficiente de goles”, “promedio de goles”, “diferencia de goles”.
Sin embargo, algunos no las usan.
Resulta curioso también que el original del inglés no se pronuncie muchas veces con la fonética de un ciudadano británico (algo así como “gol averich”), sino con toda la fuerza de nuestra jota y sus compañeras: “averaje”. Tal cual.
Eso tal vez se explica por lo antiguo del anglicismo, que nos llegó cuando estas palabras del inglés aparecían sobre todo en los diarios, sin que apenas nadie las oyera pronunciar como correspondía, ni siquiera en la radio. Entonces muchos aficionados gritaban en los estadios: “¡Ha sido offside!” (o sea: of-si-de) antes de que supieran que en realidad se decía “ofsaid”… de lo cual derivó “orsa”. Pero ante “orsa” surgió “fuera de juego” (o “fuerajuego”), mientras que algunos siguen atascados con “goal averaje”.