Pepe Mel, un líder necesario
Un año más el Deportivo se ha metido de lleno en el barro del descenso. El equipo pasó de caída libre al esperpento de Butarque que acabó llevándose por delante a Garitano. Los números (19 puntos), la racha (cero victorias en 2017), la dinámica (cero triunfos a domicilio) y finalmente ver a un equipo sin alma acabó con un técnico que no tuvo premio a lo que sí hizo bien. De hecho, su salida fue un cese de consenso. La afición, ensoñada con Paco Jémez, vio en Gaizka un segundo plato que nunca caló en la grada. Tino aguantó hasta que la alarma pitó en su oído. Hasta la plantilla, que siempre alabó su trabajo y justicia interna, entendió su cese.
Con este panorama llega Pepe Mel, que desde el minuto cero es consciente de lo que hay. Existen mimbres, pero para que funcionen lo primero es rescatar su autoestima. Su papel es recuperar el ánimo, pero también convertirse en el líder de este grupo, un puesto que desde la salida de Lucas Pérez al Arsenal quedó vacante. El técnico madrileño tiene tablas, experiencia, carácter y hambre para lograrlo. La primera piedra, el Atlético, no parece la mejor. Claro que si el Depor puntúa, la dificultad del logro puede ser el esperado detonante para despertar a un equipo anestesiado.