Luis Enrique: impacto entre teclas
Sergi Nogueras, su guardaespaldas en cada rueda de prensa, le advirtió. "Esta era la última pregunta". Luis Enrique, que había bebido más agua de lo habitual en un discurso con sus habituales cambios de humor, supo que había llegado el momento de decirlo. "Voy a acabar la rueda de prensa de una manera distinta". Los periodistas, que a esa hora en cualquier sala de prensa están transcribiendo las palabras del entrenador pero también cerrando crónicas, opiniones o temas adyacentes, levantaron levemente la cabeza. Con un ojo en el teclado y el otro en Luis Enrique, lo primero que hubo fueron unos segundos de incredulidad seguidos de un torbellino de compañeros de radio pidiendo paso a sus respectivas centrales.
En realidad, nadie miraba a Luis Enrique mientras estaba diciendo adiós. Los tiempos han cambiado en los medios. Lo que sí era fácil de interpretar después de la bomba eran dos cosas. La primera es que las cenas comprometidas habían quedado aplazadas. A falta de futbolistas, las teles se fueron a que los compañeros les retroalimentaran y, en mitad del desvarío, sonaban goles de Las Palmas. La segunda es que el anuncio de Luis Enrique abre un nuevo ciclo en el Barça. Pase lo que pase desde ahora, el asturiano recogió a un equipo que había sufrido acontecimientos terribles en el vestuario, que deportiva y anímicamente estaba "en la mierda" como ha reconocido una de sus vacas sagradas, Piqué. Ha firmado ocho de diez títulos. Y este cuento no ha acabado.