Bastida paga los platos rotos
Enrique Gómez Bastida ha sido un buen director de la Agencia Antidopaje. Lo escribo en pasado porque esta misma semana le han comunicado su destitución desde el CSD. Un cese que reconfirma que la independencia de estas agencias estatales es pura ficción. Como Bastida no es un político de carrera, se ha dedicado desde febrero de 2014 a trabajar sin buscar protagonismos ni fotos gratuitas. Como además proviene de la disciplina militar, ha sido profundamente leal a sus superiores, aunque haya tenido que tragar con decisiones que luego se han girado contra su persona como un violento bumerán. Entre esas decisiones, o falta de ellas, está la dejadez en torno a la modificación de la Ley Antidopaje, que terminó con la suspensión de España por parte de la Agencia Mundial (AMA).