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“Superbowl” y "quarterback"

El domingo se jugó la gran final del mal llamado “fútbol americano”, porque no es americano en toda la extensión del adjetivo, sino más bien estadounidense, y porque, a diferencia del fútbol de verdad, en él no predomina la acción con el pie (uno de los sustantivos en que se basa la palabra “foot-ball”: pie-balón).

Y se disputó la Superbowl, palabra que se forma también con dos elementos: “super” (que desde el latín significa “encima de”, “en grado sumo”...) y “bowl” (que puede equivaler a “taza grande” o “tazón”).

Precisamente en algunos países de América Latina (entre ellos México) ese término se ha traducido sin complejos como “Supertazón”, para lo cual se acude a un doble aumentativo de “taza”: uno por delante (“super”) y otro por detrás: el sufijo “-ón”.

Pero el periodismo español se ha anclado en “Superbowl”, pues entre nosotros se acostumbra más a imitar al poderoso primo lejano del norte que al simpático hermano del sur.

Resulta llamativo, sin embargo, que en la vida cotidiana se emplee aquí sin problema el término “bol”, que procede casualmente del mismo vocablo inglés “bowl” y que está documentado en español desde mediados del XIX. Un “bol” es una “taza sin asas”, una “ponchera” o un “cuenco”, palabras castellanas a las que el anglicismo desplaza con imprecisión y por tanto sin ventaja. Del mismo modo, “la Superbowl” podría llamarse “el Superbol”. Pero nos hemos anclado en “Superbowl”, algo así como si continuásemos escribiendo “football”.

Uno de los términos más empleados en aquel deporte es “quarterback”. Su traducción literal sonaría rara: “el cuarto de atrás” o “el cuarto trasero”, lo que en plural daría “los cuartos traseros”. Y nada de ello se parece en nuestra lengua a lo que tal palabra pretende designar en inglés.

El “quarterback” equivaldría en el fútbol al cerebro del equipo, al organizador, al medio centro, a Xavi, Modric, Banega... El “quarterback” se retrasa un poco respecto del resto del grupo, recibe el balón a solas, otea el terreno y lo lanza hacia su compañero mejor situado. En América Latina han dado en la flor de traducirlo como “el mariscal de campo”, pero en español disponemos también de una alternativa más breve: “el estratega”.

A veces los medios deportivos españoles cuentan precisamente con estrategas que lanzan palabras certeras a sus compañeros para que las cojan al vuelo; pero, ay, éstos no siempre las llevan hasta la línea para celebrar así el éxito de su ensayo.