Sí, sí, sí, nos vamos a Madrid
Mendizorroza explotaba de júbilo por el ascenso hace un suspiro: ocho meses. Por un salto mágico hasta la competición de los grandes largamente perseguido. Diez años después, el club regresaba a su espacio natural. Y ayer llegó la culminación de una escalada meteórica. El éxtasis absoluto. Una final de Copa, el colofón a 96 años de este Glorioso. A la quinta, fue la vencida. Por toda Vitoria corrió el sentimiento de revancha tras Dortmund. Aquella final de la Copa de la UEFA que se llevó dramáticamente el Liverpool el 16 de mayo de 2001 en el Westfalenstadion dejó una deuda histórica con el Alavés. Como bien hicieron ayer los babazorros, parte de esto se gesta por el equipo del año pasado. Femenía se acordó de Bordalás.
Al Celta sólo cabe decirle enhorabuena, porque ha engrandecido el torneo y ha elevado esta eliminatoria previa a la final hasta un nivel celestial. Las lágrimas de los seguidores vigueses al final del partido conmovían, tanto como el festejo que puso fin a 180 minutos para la posteridad. Desde los fuegos artificiales, hasta el paseíllo de los héroes con la camiseta de Gure garaia (nuestro momento) y el hilo musical: "Sí, sí, sí nos vamos a Madrid". Y el himno a capela que ponía los pelos de punta. Si con el Baskonia de ACB se moviliza media ciudad, ahora el fútbol dejará Vitoria vacía en mayo. Oye, que una vez que estás en la final, ir para nada... no es plan. Y el Barça ya cayó en el Camp Nou ante estos titanes.