Mi Atleti con Torres
Aquel 2004 fue bisagra en mi vida. El periodismo deportivo aún no me había llegado y tú ya estabas ahí, mientras escribía mi sueño, un libro, y un videoclip me acompañaba en las noches de cafés, red bulls y ordenador. Era de El Canto del Loco. Era Ya nada volverá a ser como antes. Mi música, mi descanso, mi inspiración. En él salías tú. Dos meses después el periodismo me trajo al AS y, un año más tarde, al Atleti, para contar que un chico de 19 años sujetaba 103 años de historia. Las pecas me sonaban. Eras tú. Tú, que tanto me ayudaste a escribir ahora inspirarías cada cosa que escribiera. ¿Sabes? No me sorprendió.
Hoy es 2017 y te busco en el Camp Nou perseguir la hazaña 60 minutos mientras pienso que no puedes terminarte. Me da igual habértelo escuchado ya un par de veces. “Quizá estas sean mis últimas noches”. No. Me niego. Aunque tu contrato diga que puede ser en junio, yo te lo prohíbo: para mí no existe un Atleti sin ti, Fernando. Hubo otros, cómo no. Recuerdo, de cría, las flechas de Kiko en los partidos de la tele los sábados por la noche. Y recuerdo a Luis. Y los córners de Pantic. Simeone jugador. Pero todo a 350 kilómetros de distancia, todo desde León.
Es como periodista que no tengo otro Atleti que no sea el tuyo, Torres. Llegué y estabas. Te fuiste y me fui. Y, ahora al volver en 2015 sólo tuve que mirar el césped para sentirme en casa: también se había acabado tu Erasmus. El chico de las pecas capaz de inspirar un camino (el mío), la gesta (ayer tan cerca, a un gol de la prórroga, con ese sufrir que te deja afónica, que está ahí y se escapa. Ay, si no te hubiera quitado...). Por eso no puedes irte, no todavía. Porque cuando tú no estés ya nada volverá a ser como antes.