La 'cronoescalada' de Quintana nos ha abierto el apetito

Uno. Siempre he sido partidario de colocar una contrarreloj antes de la montaña, para obligar a los escaladores a atacar con valentía para neutralizar el tiempo perdido.

Dos. Cuando vi el recorrido de la Volta a la Comunitat Valenciana 2017, pensé que era un error situar en la primera jornada una contrarreloj por equipos de 38 kilómetros con un puerto de tercera categoría. Tanta dureza a esta altura de la temporada podría matar la carrera. Y así lo creí confirmado cuando conocí el resultado: Nairo Quintana cedió 1:02 con ciclistas tan sólidos como Ben Hermans y Nicholas Roche.

Tres. Me alegro de haberme equivocado con el punto dos. Y también de haber acertado con el punto uno.

Tuve la fortuna de supervisar la subida a Mas de la Costa durante un reportaje que hice junto a Kiko García y Silvia Tirado, dos ciclistas de la tierra, previo a la Vuelta a España 2016. Me pareció un buen final de etapa: 3,8 kilómetros al 12,4% con rampas del 22%. No para alcanzar unas diferencias relevantes, pero sí para ver un bonito espectáculo. La Vuelta no confirmó ni una cosa, ni la otra. Ganó escapado el suizo Mathias Frank, un buen corredor que había sido octavo en el Tour de Francia 2015. Pero los cuatro jefazos de la clasificación general entraron juntitos: Contador, Froome, Quintana y Chaves, por ese orden.

La Volta a la Comunitat Valenciana era otra oportunidad para Mas de la Costa. Con menos foco, pero siempre ciclismo. Y esta vez no defraudó. Nairo Quintana lanzó un ataque desde abajo, se marcó una 'cronoescalada' que le dio la victoria de etapa y la general. Una gran noticia para esta ascensión. Y también para la temporada ciclista, porque augura un buen año del colombiano que, no olvidemos, se ha marcado nada menos que el doblete Giro-Tour. La exhibición de Nairo nos abre el apetito para las grandes fechas que aún restan por delante.

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