Si el papa Silvestre I lo viera...

¿Quién le iba a decir al papa Silvestre I que iba a dar nombre a la moda de correr en Nochevieja? El tal papa murió el 31 de diciembre del año 335, y cuando el santoral se puso a repartir santos por el calendario, le tocó ese día por haber muerto en él. Lo de correr en Nochevieja no ha sido de toda la vida. En Sao Paulo, casi. Allí se corre desde 1925. Desde fuera se contemplaba el hecho con extrañeza, pero entre el buen tiempo que debía de hacer allí y la imagen festiva y callejera que nos llegaba de los brasileños a través de los Carnavales, aquello se entendía. Aquí, en cambio... El frío, las uvas, la Nochevieja... Hasta que llegó Sabugueiro y le dio por organizar una carrera ese día. En 1964. Por Vallecas y con atletas federados, que era lo que se llevaba. Nada que ver con lo que es ahora.

Ahora en Madrid corren unas 40.000 personas, y no hay ciudad, y hasta casi pueblo en España, que no se precie de tener su carrera de San Silvestre. ¡Y pensar que hasta 1981 no había inscripciones femeninas en la San Silvestre Vallecana! Corría lo más granado de nuestro atletismo —Haro, Cerrada, González...— y cuando se abrió la prueba a las mujeres vino la estrella del momento, la noruega Greta Waitz, plusmarquista y ganadora de la maratón de Nueva York. Años después la carrera se hizo popular, caló su carácter festivo y el boca a boca comenzó a funcionar. Sobre todo entre los jóvenes, que hicieron suya la carrera e hicieron valer la esencia de las carreras populares, donde lo único que importa es llegar. Y si el ejemplo cunde durante el año, ¡bendito San Silvestre!