Al agua por Navidad
En España tenemos casi 8.000 kilómetros de costa, contando las islas, que suman casi la tercera parte. Eso nos proporciona unas posibilidades mayores que otros países en lo que respecta a determinadas actividades o deportes. La vela, por ejemplo, que por algo es el deporte que más medallas nos ha dado en los Juegos: 19 frente a 16 del piragüismo. Con 3.000 playas, nadar forma también parte de nuestra cultura. Las imágenes de los turistas mojándose mientras los españoles nadan es frecuente en nuestras playas. Por eso no es de extrañar la convocatoria que cada año hacen en Barcelona, Gijón y Getxo, principalmente, para lanzarse al mar en Navidad. Se trata de recorrer entre 200 y 300 metros en un ambiente festivo, pese a la temperatura del agua (entre 13 y 15 grados).
A juzgar por el número de inscripciones —en Barcelona se ha llegado a superar el medio millar—, quien prueba repite, y anima a los demás a participar el siguiente año. Si correr las pruebas de San Silvestre en Nochevieja ha ido en aumento, no sería de extrañar que nadar en Navidad se extendiera también por otras ciudades marítimas, como sucedió en Getxo a partir de 2010. Gijón recuperó en los años noventa una tradición que venía del siglo pasado, y Barcelona la mantiene desde ¡1.907! ¿Una barbaridad? No lo parece. La mayoría se lanza al agua sin traje de neopreno, y basta secarse de inmediato para no resfriarse. Eso, sí. Hay que estar mínimamente entrenado, y superar los primeros momentos de contacto con el agua. Una vez pasados... a nadar para entrar en calor y convertirse en un tritón.