El buen rollo enmascarado de Mariscal
Xavi Mariscal es un niño grande que, utilizando una expresión muy suya, da “caloret y buen rollo”. Su obra es como él: afable, juguetona y simpática. Cualquiera de sus diseños aporta una humanidad casi infantil, sin aristas que puedan dañar u ofender. Seguramente, jamás se imaginó que una de sus obras se publicaría en un diario deportivo, pero tampoco debía imaginar que uno de sus personajes simbolizaría el acontecimiento deportivo más importante del planeta y que fuera el gran símbolo de los Juegos de Barcelona, el puente que llevó a España a la modernidad.
En un país en el que todo el mundo sabe de todo, y de deporte, más, es difícil encontrar a alguien que sepa menos de deporte que Mariscal y que te lo reconozca con esa sinceridad inocente. Pero se apunta a la fiesta con una implicación total y con ganas de ser esa esponja dispuesta a aprender para luego pasarlo por esos trazos que evocan una terraza con una cervecita y un aperitivo al sol. Al caloret y al buen rollo. El viaje de Mariscal desde la prensa underground de los 70 en publicaciones míticas como el Rrollo Enmascarado, Star, Víbora o Cairo hasta AS podría ser perfectamente una historieta de los Garriris, esos alocados personajes que al final del cuento se preguntan cómo diantres han llegado hasta aquí. Pues seguramente han llegado en una Vespa, con Piker y Fermín, con una chupa de cuero y muchos dibujos. Por el camino hay obras en todo el mundo. Un trabajo que va mucho más allá de Cobi. A Cobi le dieron hasta en el carnet de identidad cuando aún no tenía ni partida de nacimiento. Lo menospreciaron los mismos que luego lo elogiaban sacando pecho diciendo “Barcelona, la capital del diseño”. Cobi, que un día se fue volando, fue el que abrió la puerta y puso el pie para que por ahí se le gritaran al mundo que aquí había mucho más que toreros y flamencas. Por ahí entraron la Fura dels Baus, Carles Santos y una manera vanguardista y eficiente de hacer las cosas. Siempre con esa sonrisa, esa nariz y esa tripilla de vividor que tanto reivindica Xavi Mariscal. Ese buen rollo desenmascarado que trataremos que nos contagie su logo en el AS