Aparatos estropeados

Los narradores dicen a veces que “el marcador sigue inalterable” cuando desean indicar que señala un empate a cero. Pero el adjetivo elegido señala una cosa distinta de lo que ellos quieren expresar.

El sufijo –ble sirve en español para crear adjetivos derivados de verbos. Así tenemos “opinable”, “comestible”, “prorrogable”... Y sus significados indican que el sustantivo al que acompañen tiene capacidad para recibir la acción del verbo referido en la raíz. De ese modo, una teoría “opinable” es una teoría sobre la que se puede opinar; una planta “comestible” es una planta que se puede comer; y un plazo “prorrogable” es el que se puede prorrogar.

Cuando el verbo expresa negación, el significado se modifica en lógica correspondencia. Así, un problema “evitable” es el que se puede evitar, pero un problema “inevitable” es el que no se puede evitar. Por tanto, un marcador “alterable” es el que se puede alterar; y uno “inalterable”, el que no se puede alterar.

Y estos marcadores parecen abundar en las crónicas. Pero ¿para qué iban a poner en los estadios marcadores inalterables, si lo que se pretende con un marcador es precisamente que se altere cuando sea necesario? ¿Tan burros son todos los clubes que compran marcadores que no se alteran?

Lo que significa en verdad “marcador inalterable” es que se ha estropeado. Del mismo modo, si nos hablaran de “un libro ilegible” o “una casa inhabitable”, no compraríamos el libro ni la casa.

A veces en vez de “inalterable” dicen “inamovible”, que viene a ser lo mismo. Alfredo Relaño ya observó esta pifia y, elegantemente, señala en su obra Futbolcedario: “Inamovible. El marcador cuando ha terminado el partido”. En efecto, el marcador sólo se queda inamovible cuando el árbitro entona el pitido final.

Para acertar con la expresión adecuada, los narradores equivocados deberían cambiar el sufijo –ble por el sufijo –ado. De ese modo, se sustituye la idea de lo posible (lo realizable) por la idea de lo seguro, lo efectivo (lo realizado). O, en caso de negación, lo irrealizable por lo irrealizado.

Así, “el marcador continúa inalterado” informa de que el tanteador no se ha movido, pero eso no impide que se altere luego, a diferencia de lo que expresa el término “inalterable”. Por ejemplo, la afición del Barça habría preferido en el minuto 89 que el marcador se convirtiera ya en inalterable…, pero unos segundos después estaba alterado.