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El baloncesto se necesita

Kamil Novak, director ejecutivo de FIBA Europa, dice que el baloncesto necesita una Euroliga exitosa. La Euroliga, conviene aclarar, es la competencia directa de la FIBA, que ha creado su propia competición, la Champions, a la cual los principales clubes de Europa han dado la espalda —en España sólo la juega el Tenerife—. Desde entonces la guerra está declarada, con amenazas de la FIBA de excluir de sus torneos a las Federaciones que apoyen a los clubes euroligueros. Todo viene desde que la FIBA impuso que las selecciones jugasen partidos de clasificación durante la temporada en la que los clubes disputan sus competiciones. A estos no les hace gracia ceder a sus jugadores si los de la NBA no lo hacen. En fin, un lío que presagia un futuro muy movido en el baloncesto.

Todos dicen que se necesitan, pero no paran de ponerse unos a otros piedras en las ruedas. Las Ligas se quejan de la Euroliga, que ha puesto partidos los viernes; la Euroliga, de la FIBA por sus ventanas para que jueguen las selecciones; la FIBA, de los clubes porque no se apuntan a su competición; las Federaciones, de la Euroliga porque crece su calendario y no deja fechas libres a las selecciones... Al final es la pescadilla que se come la cola. En lugar de juntarse todas las partes y elaborar un calendario único que armonice todos los intereses, no existe el más mínimo interés en ello. Al contrario, de lo que se trata es de invadir el espacio del otro. ¡Claro que el baloncesto se necesita! Pero como un único elemento, no cada uno por su lado. Así, en vez de crecer, la división le va debilitando.