El rugby, por fin, emerge. El rugby es la asignatura pendiente de nuestro deporte, cuya valía está acreditada en numerosos títulos mundiales, olímpicos y europeos. En los Juegos, España viene siendo uno de los países con más equipos participantes, lo que nos revela como una potencia a nivel de selecciones. En Río, entre nuestros equipos participantes estuvieron los masculino y femenino de rugby 7 tras ganarse el pase ante países de gran tradición como Irlanda o Samoa. Ahora, las chicas del rugby grande se están jugando su clasificación para el Mundial ante Escocia, a quien ganaron la pasada semana en Glasgow. Hablar de Irlanda o Escocia en el rugby son palabras mayores. Se dirá lo que se quiera. Que si el rugby 7 o el femenino no es lo suyo, pero primero hay que ganarles.

Ya lo hemos hecho, y eso es dar un puñetazo en la mesa. A base de hitos como estos o de ocurrencias como jugar la final de Copa en Zorrilla, conseguir agotar las 26.000 localidades y que acuda el Rey, el rugby se va haciendo presente en nuestro deporte. Tirando de él, las mujeres, que devuelven multiplicada la inversión que Iberdrola y el CSD hacen en ellas. Sus victorias hacen cada vez más visible el rugby, y más que lo será, pues la televisión va a entrar en la Liga según el plan trazado por la Federación Española. Esta vez parece que el despegue va a ser definitivo. La plataforma es sólida gracias a las victorias de nuestras selecciones, y las estructuras también son firmes por las inyecciones económicas que se reciben. Lo primero, volver a ganar a Escocia. Eso sería definitivo.