Una abuela del Atlético invade las televisiones de Sudamérica
Atlético. Algo parece estar cambiando en el planeta de la mercadotecnia futbolera. Una invasión, la prueba pericial de que el Atlético ya está ahí, comiendo cuota a sus hasta hace poco intocables vecinos del Madrid y el Barcelona. O de otros países, como el Manchester, la Juve o el Bayern. Ocurre en Sudamérica, donde no se veía mucha variedad de nombres y escudos. Uno se sienta frente al televisor y de repente asoma una abuela con la camiseta del Atlético gritando un gol desde el salón de su casa. Un squetch en el que una señora se queda en el momento más inoportuno sin señal televisiva por culpa de su nieto, que se olvidó de pagar; pero lo resuelve al instante, con una simple tecla de su celular. El gancho divertido con el que se promociona desde hace un mes DirectTV, uno de los operadores de cable más importantes del continente, el de mayor oferta futbolística. Una anécdota con aspecto de síntoma. Impensable. A 11.000 kilómetros de distancia del Calderón, una camiseta del Atlético desfila por las pantallas.
Palmeiras. Parece que ahora sí, que ha vuelto, que el título del Brasileirao se le acerca después de 22 años y dos descensos por medio a los infiernos. El Palmeiras, la cuna de Pereira y Leivinha en los 70; de Rivaldo, Roberto Carlos y Edmundo cuando esa última corona en 1994... El Flamengo empató ante el Botafogo y el Palmeiras, que derrotó a Internacional de Porto Alegre, lo mandó a siete puntos de distancia con sólo cuatro fechas más por disputar. Ahora el mayor rival está a seis puntos, el Santos, justo quien tiene los mismo títulos de liga, ocho. El equipo de Sao Paulo acaricia un cetro que lo convertiría con nueve en el más campeón de la historia. Un resurgir repentino en el que mucho ha tenido que ver esa joya llamada Gabriel Jesús, brasileño de los de antes, al que ya espera el City de Guardiola y que convierte en oro todo lo que toca: la selección olímpica, la absoluta y su Palmeiras. Fue la revelación del pasado campeonato y está siendo el mejor en éste. Indiscutible.
Hernán Fioritto. La última víctima del fútbol cuando se convierte en un sinsentido. Un hincha de Peñarol por cuya muerte se suspendió todo el fútbol uruguayo este fin de semana. El 28 de septiembre, mientras celebraba junto a otros aficionados en Santa Lucía el 125 aniversario del club de su corazón, fue baleado por los barristas rivales, de Nacional, que habían viajado a la localidad a estropear la fiesta. Tras un mes de lucha en el hospital, el viernes, Hernán falleció a los 21 años.