James guarda silencio: la mira está puesta en Rusia
James sonríe ante la cámara, el pulgar arriba y la camiseta blanca de Colombia como armadura. Clic. Un selfie revoluciona las redes sociales. El 10 está en casa. Twitter, Facebook e Instagram corroboran que el hombre invisible para la prensa desde la tarde del lunes está bajo el comando de José Pékerman y sus generales. El ídolo viaja con el halo Real Madrid. Una camioneta negra lo lleva directamente desde la pista del aeropuerto a las instalaciones de la concentración. Blindaje total.
Los aficionados lo entienden, son gajes del oficio. Superado el impasse de haber recorrido miles de kilómetros con una lesión en el soleo en la pasada fecha de Eliminatorias, James regresa a la Selección para dos partidos fundamentales en el objetivo de Colombia de visitar Rusia como protagonista en el verano de 2018: primero Chile (bicampeón de América) y luego Argentina (representante inamovible por la Conmebol a las Copas del Mundo). Pruebas de fuego.
El que manda en el Madrid le ha dado pocas oportunidades desde el regreso de la lesión. James llega con apenas 175 minutos: 90’ en Copa, 63’ en Champions y el resto (22’) en Liga, pero así como no cambian las cosas en el Madrid, tampoco con Pékerman. Siempre será eje del esquema del argentino, que en esta ocasión también cuenta otro de los héroes favoritos de los colombianos: Falcao. El mejor asistidor y el máximo artillero están juntos de nuevo. Un reencuentro que ilusiona.
Con Falcao en el vestuario, la responsabilidad va 50/50. Menos presión para el 10 —hasta hoy único mesías— en el camino al Mundial. A Colombia se le pide más elaboración de juego y gol. Hay nostalgia del equipo de los días dorados en Brasil 2014. El Tigre y su buen momento con el Mónaco prometen potenciar el talento de James, que en la Selección no se discute. Entre tanto, suenan rumores que lo vinculan a la Juve desde este invierno. Él calla en Barranquilla. La mira está en Rusia...