TOMÁS RONCERO | LA CONTRACRÓNICA

Y no iban de amarillo...

Tomás Roncero
Nació en Villarrubia de los Ojos en 1965. Subdirector de AS, colaborador del Carrusel y El Larguero y tertuliano de El Chiringuito. Cubrió los Juegos de Barcelona 92 y Atlanta 96, y los Mundiales de Italia 90, EE UU 94 y Francia 98. Autor de cuatro libros: Quinta del Buitre, El Gran Partido, Hala Madrid y Eso no estaba en mi libro del Real Madrid.
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Empate a nada. El viernes conocí en Picanya, un pueblo situado a 7,6 kilómetros de Valencia, a un padre (José Antonio Fernández) y a su hija María que me dejaron conmovidos por su madridismo. Ambos están muy unidos por ese sentimiento puro. Por eso decidieron tatuarse en su brazo estas coordenadas: 40º 27’ 11.02” N 3º 41’18.06” W. ¿Se lo imaginan? Son las coordenadas exactas del centro del campo del Bernabéu. Sólo por gente capaz de hacer algo así es infumable e inadmisible que el hasta ayer líder en solitario ofrezca a su tropa una imagen tan frustrante, fría y opaca como la exhibida ante el Eibar en la sauna de otoño de Chamartín. Ese padre y esa niña, como tantos miles y miles de aficionados que ayer aprovecharon el sol peronista de Madrid para ir al fútbol, no se merecían semejante castigo. Cuatro empates consecutivos, tres de ellos en Liga (¡sólo tres puntos de nueve posibles ante Villarreal, Las Palmas y Eibar!). Esta vez, la burda e irresponsable excusa del amarillo no vale. El Eibar de Mendilibar iba de azulgrana, para más inri. Y los aplaudo desde aquí por el buen partido que plantearon. Serio, trabajado, con una organización coordinada atrás y mucho peligro arriba con la inspiración talentosa de un ex como Pedro León. Un punto de reflexión. Un punto para meditar. Desde la autocomplacencia suele tirarse por la borda todo lo bueno sembrado anteriormente con humildad y buen empeño. Zidane tiene motivos para estar preocupado. Este no era el plan hace dos semanas cuando la Felizidane, futbolística y existencial, invadía nuestras vidas.

Las bajas del Real Madrid no son excusa

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Enfermería. No es excusa, pero no es normal que en unos días se haya llenado el parte médico de jugadores que en principio no parecían en estado precario. Se cayó Casemiro (desde entonces no ganamos a nadie), ayer fue operado Modric (adiós a la creatividad en la elaboración) y en el calentamiento también claudicó James (se echó en falta su último pase parabólico). Sin todos ellos y con Benzema en modo ‘sin’ (0,0) es fácil analizar que eso repercutió en la calidad del fútbol desplegado. Pero insisto en que no es excusa. Isco es un crack, pero acabó pitado por una afición que estaba deseando rendirle culto. Varane parecía estar en una pachanga de Valdebebas por su falta de intensidad. A Keylor le faltan partidos y se le notó en la jugada del gol de Fran Rico. Y Lucas Vázquez, el mejor reanimador del equipo, lleva dos partidos sin un minuto de juego y no se explica desperdiciar una bala de ese calibre. Pero las lesiones y las bajas deben ser un acicate, no un agarradero justificador. Sugiero una terapia perfecta para no angustiarnos mientras buscamos fecha de regreso para Casemiro, Luka y compañía. No cuentes los días, haz que los días cuenten...

Mosqueados. No pienso hablar de crisis. El Madrid no ha perdido con nadie en lo que va de temporada y sería exagerado. Pero sí hay un cabreo del personal en fase creciente. Me lo recuerdan los peñistas de Villarrubia de los Ojos, Segorbe, Xirivella, Chelva, Albufera de Alfafar, Albalat dels Sorells, Paiporta, Sanchís de Alberic, Plana Blanca de Castellón, La Canal, Villa de Cedeira, Albal, 20 de Manises, Cheste, Xátiva, Carlet, 20 de mayo, Contestana, El 10 de Valencia, ‘El Comtat’ de Cocentaina, Almansa, Abanico de Aldaya, Poblete de Ciudad Real, ‘El Botijo’ de Ocaña, Campos de Mallorca y Sant Cugat del Vallés. Tristes, pero no pierden la fe. Celta, gracias. Y gracias, Ter Stegen. Héroe.

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