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Se reabre el debate sobre el boxeo

Un púgil ha muerto. Mike Towell, escocés, 25 años. Los golpes que sufrió en la cabeza le ocasionaron una hemorragia cerebral y falleció. Una víctima más en la larguísima lista negra del boxeo. El debate sobre la peligrosidad de este deporte, y la conveniencia de prohibirlo, se reabre por enésima vez. Cada vez que se produce un accidente mortal. Y van... ¿Quinientos? ¿Mil? Es difícil de precisar la cifra, porque tampoco hay estadísticas fiables. Las últimas, hace ya unos cuantos años, superaban el medio millar. Lo que sí se puede constatar es que raro es el año que no se producen tragedias sobre el ring. ¿Se ha de prohibir por ello? En muchos países no se prohíbe, pero ha dejado de haber combates y va desapareciendo por sí solo.

Mas no cabría considerarlo el deporte más peligroso. Hay actividades que causan un mayor número de víctimas. Prácticamente todos los considerados de riesgo. Cierto que en ellos no se pone en riesgo la vida del rival, ni se busca hacerle daño, pero las consecuencias para uno mismo son fatales en caso de que algo vaya mal. A la cabeza está el salto base, en el que la muerte es segura en caso de accidente. El montañismo y las actividades subacuáticas también se encuentran en las primeras posiciones de cualquier lista negra, donde suele aparecer el fútbol americano por los numerosos golpes que se reciben en la cabeza. ¿Habría que prohibir todos por ello? El debate no es cuestión de números, sino de ética, y ahí al boxeo le sobran detractores.