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Villa sigue de dulce y Dudamel agrede a su asistente

Villa. “El jugador que más me emociona de la MLS”. Lo grita el comentarista del canal que ofrece los partidos de la Liga estadounidense para Sudamérica. Y suena convencido, verdaderamente conmovido por el despliegue de David Villa, quien a sus 34 años, lejos de vivir una millonaria jubilación anticipada en un fútbol creciente pero menor, parece estar jugándose el primer gran sueldo, su futuro. El Guaje corre, busca, manda (lleva el brazalete de capitán), se luce de tacón, remata, se desmarca, se asocia, busca el gol, disfruta. El viernes anotó cuatro tantos (sólo le dieron dos por válidos) y alcanzó la cifra de 19, a uno del pichichi Wright Philips, y liderando el ránking oficial de efectividad en el remate. 31 partidos después, con un contundente 4-1 sobre el Chicago Fire que dirige el también familiar Paunovic, el New York City se garantizó por anticipado su presencia en los playoffs. Y al frente, con Iraola de escudero de Pirlo en el medio campo, un delantero asturiano con interés y olfato de lo más vigente. Igual si Lopetegui lo mira un rato también se emociona.

Dudamel. En Bilbao, Bielsa se autodenunció por “tratar como un salvaje” al jefe de obra de unas reformas en Lezama. En Montevideo, la denuncia la puso directamente el agredido, el colombiano Jairo Alberto Arcinegas, encargado de la logística de los jugadores venezolanos para el encuentro en Uruguay del 6 de octubre. Contra Rafael Dudamel, el seleccionador venezolano, teóricamente su jefe, al que acusó de lesiones. Y como prueba aportó el estado de su ojo izquierdo (se adjunta foto). El técnico se ampara diciendo que actuó en defensa propia y que la víctima, que intentó pegar primero, lo que pretende hacer es un show a su costa. “Ya resolvimos el problema”, se limitó a decir de vuelta a Caracas.

Bianchi. El técnico que en el Atlético dedicaba los entrenamientos a realizar abdominales por su cuenta acaba de presentar un libro en Buenos Aires escrito sobre él: “Con el alma y el corazón, el fenómeno Boca-Bianchi”. Habla de unos años que sí fueron buenos, muy buenos. Como los que el propio Carlos vivió en Vélez Sarsfield. Y es allí, con la salida de Christian Bassedas del banquillo aún caliente (tras cuatro fechas de Liga y una eliminación de Copa), donde quieren que vuelva. Pero el Virrey, que sigue dominando la ironía, no parece estar por la labor: “¿Quieren que siga trabajando a los 67 años?”. Los del Fortín siguen buscando.