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Los incuestionables méritos de Zidane

Zidane no hace ruido, no se da importancia. Rehúye el protagonismo, el mérito siempre se lo otorga a sus jugadores, al trabajo, a la fortaleza del equipo, del colectivo, a caminar y hacer todo juntos. No quiere colgarse medallas, no las necesita, ya venía con todas puestas. Llegó para ocupar la silla de entrenador que más quema en el mundo en un momento complicado, casi crítico y fueron muy pocos los que daban crédito a un técnico cuya única experiencia como primer espada era el filial blanco. Meses más tarde y después de haber hecho historia en tiempo récord con el Real Madrid, creo que no se le da todo el mérito que merece. Lo primero que hay que poner en su haber es que tuvo la capacidad de cambiar por completo el estado anímico de una plantilla hundida y sin rumbo. Convenció a sus futbolistas de lo buenos que eran, de trabajar más y mejor, que así llegarían los frutos.

Siempre los defiende a capa y espada en rueda de prensa, otra de las asignaturas que Zizou aprueba con sobresaliente, siempre con una sonrisa, educado, coherente y con sentido común, apagando cualquier fuego con suma naturalidad. Otra de las cosas que está haciendo a las mil maravillas es gestionar la plantilla. Es capaz de tener a todos enchufados y contentos. Incluso, podemos decir que James, que semanas atrás parecía perdido, está recuperado para la causa y a gran rendimiento. No es nada sencillo lo que ha conseguido en tan poco tiempo y hay que darle el reconocimiento que merece. Su gestión está siendo inmejorable. Tengo la sensación de que esto no ha hecho más que empezar.