Sobresaliente a los paralímpicos
Si el equipo olímpico español sacó una nota alta en los Juegos de Río (puesto 14 con 17 medallas), el paralímpico no ha sido menos (puesto 11 con 31 medallas). Se podría calificar su actuación de sobresaliente. En el equipo hemos tenido, además, a nuestro Michael Phelps particular: Teresa Perales, quien con su oro y tres platas suma ya 26 medallas en su historial paralímpico. Una barbaridad que refleja una capacidad de entrenamiento colosal, en la línea de los grandes campeones olímpicos. Que esto pueda ser así es una muestra de que el deportista discapacitado va dejando de estar discriminado. Empieza a tener las mismas oportunidades que los no discapacitados, y los resultados están ahí.
Prueba de ello es que organismos privados como la UCAM de Murcia o la Fundación Trinidad Alfonso de Valencia tienen paralímpicos becados en las mismas condiciones que los olímpicos. Si los olímpicos de la UCAM ganaron once medallas, los paralímpicos, nueve, al margen de que al igual que hay un ADO olímpico, hay otro paralímpico. Hechos como éstos proporcionan una sensación de normalidad en el deporte a todos los niveles. Si primero se acabó con la discriminación de las mujeres, el reto es acabar con la de los discapacitados, y en el camino estamos, gracias al escaparate que son los Juegos Paralímpicos, y a través de sus Comités Nacionales que movilizan a la sociedad y remueven conciencias.