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F1

Mr. Carey tomaría nota en Singapur

Chase Carey pasó el fin de semana en Singapur. El señor del bigote eterno, el nuevo presidente de la F1, quería respirar cuanto antes ese nuevo negocio en el que aterriza de la mano de Liberty Media. El Mundial no resulta todo lo atractivo que desearíamos, ese es el mantra, y desde Estados Unidos dicen acudir al rescate. Lo importante es saber hacia dónde guiarán el campeonato. ¿Habrá más grandes premios? Eso parece, hasta de 25 se habla. ¿Más países? También, no sólo de la vieja Europa vive el hombre y el deporte/espectáculo USA parece figurar como hoja de ruta de los nuevos jefes del Mundial. ¿Y si realmente no es cuestión de viajar más y de estirar el calendario sino de reordenar las piezas de ese lego que tenemos entre manos?

La carrera de Singapur ha sido un buen ejemplo de que con estos mimbres se puede hacer un buen cesto. Porque, si repaso el domingo, con qué me quedo... ¿Con la gestión de carrera cum laude por parte de Rosberg, que mimó los neumáticos de su Mercedes como si fueran de hojaldre? ¿Con el empuje final de Ricciardo, ese australiano al que sólo le conocemos con hambre? ¿Con la remontada para enmarcar de Vettel, que salía último y acabó quinto en un circuito tan antipático para superar rivales? ¿Con el séptimo puesto real, ya que aquí no hubo hecatombes entre los favoritos, de Alonso? Las piezas las tenemos, sólo hay que saber colocarlas. Lo primero que debería hacer Mr. Carey es sentarse a hablar con los 22 pilotos. Su voz es vital para volver a tener una Fórmula 1 que apasione. La de este domingo no estuvo nada mal.