La gran cabalgada del ‘Mosqueta’ Castelló
Existe consenso en señalar a Eduardo Castelló (4-3-1940, Vall de Uxó) como el mejor ciclista castellonense de la historia. El Mosqueta, como se le conoce por su apodo familiar, no fue corredor de muchas victorias, pero una de ellas pasó al recuerdo: la etapa reina de la Vuelta a España de 1968, Santander-Vitoria (224 km), con los puertos de Alisas, San Cosme, Las Muñecas y Orduña.
Castelló se marchó en el kilómetro 56 con De Pra, Manzaneque, Elorza, Santamarina, López Carril y Lasa. Y lanzó su ataque definitivo en Orduña para plantarse en solitario en Vitoria, con 2:17 sobre Lasa, 2:29 sobre López Carril y 2:37 sobre Gimondi. ¡Sí, Gimondi! El italiano dio el golpe decisivo esa jornada para conquistar la Vuelta y completar la triple corona: ya había ganado el Tour en 1965 y el Giro en 1967. Al día siguiente, por cierto, la etapa tuvo que ser anulada porque ETA puso una bomba en el descenso de Urbasa. Castelló no llegó a terminar aquella Vuelta: se accidentó el penúltimo día.
Castelló, que también fue campeón de España en 1971, disputó siete veces la Vuelta y tres el Tour. En la edición de 1967 vivió en directo la muerte de Tom Simpson en el Mont Ventoux. De hecho, las últimas palabras del británico fueron dirigidas a él: “Castelo, agua, que voy mal”, le dijo antes de derrumbarse para siempre.