Da la sensación de que, por las palabras de Oyarzabal de fidelidad a la Real, era imposible para el Athletic atraerle. Quizás el error partiese de base, cuando se le descubrió en Eibar a la vez que Zubieta. Su no adhesión se puede considerar un fracaso: el proyecto deportivo bilbaíno es más fiable y solvente en lo deportivo, social y económico. No hay más que comparar resultados, en los viejos tiempos y recientes. San Mamés y Anoeta están en las antípodas de la modernidad y excelencia. Lezama se está poniendo chula, aunque no hayan empezado el edificio por donde se debe. Falta una residencia de jugadores a la altura. En la de Derio es mejor no detenerse.