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Lezama debe afinar la puntería

Da la sensación de que, por las palabras de Oyarzabal de fidelidad a la Real, era imposible para el Athletic atraerle. Quizás el error partiese de base, cuando se le descubrió en Eibar a la vez que Zubieta. Su no adhesión se puede considerar un fracaso: el proyecto deportivo bilbaíno es más fiable y solvente en lo deportivo, social y económico. No hay más que comparar resultados, en los viejos tiempos y recientes. San Mamés y Anoeta están en las antípodas de la modernidad y excelencia. Lezama se está poniendo chula, aunque no hayan empezado el edificio por donde se debe. Falta una residencia de jugadores a la altura. En la de Derio es mejor no detenerse.


Qué falla entonces para encontrarse negativas así? Más allá de la barrera que supone derrotar a los sentimientos de un chaval que simpatiza con otro club, habría que reflexionar sobre la capacidad (no hablo de pizarras, trabajo de campo y estilo humano), agilidad e ingenio de quienes captan desde la cúpula. Se necesita brillo en los ojos e imaginación. El día en que el Athletic fue a Eibar a fichar a un niño cadete que se llamaba Mikel podía haber metido en la expedición a un vecino, de Elgoibar, un tal Joseba Etxeberria. No hay que creerse el ombligo del mundo, sí tocar corazones y venderse bien. Con los mitos, mejor. A Lezama le crecen en su huerta Alavés, Eibar, Real y Osasuna, con personal renovado, energía y naturalidad. Comienza un duro examen, hay que afinar la puntería. El goleador Iñigo Vicente, al que un día se dio la baja, debutó en el filial con 18 años. Está aquí de chiripa.