Una medalla predicha en 2014

Antes del Mundial de Turquía de 2014 me acerqué a la concentración de la Selección femenina, en Pinto, para hablar con Lucas Mondelo. Me dijo: “Este no es nuestro campeonato, nos llega un poco pronto, pero en los Juegos de Río subiremos al podio”. Se me quedó grabado: me fui convencida de que estas chicas, sobradas de talento, lo harían. Aunque siempre se quite mérito y se quede un paso por detrás para que sean ellas las verdaderas protagonistas, Mondelo ha dado razones para creer en su palabra. Por algo, es el Rey Midas del baloncesto femenino: todo lo que toca lo convierte en oro. Y sino qué pregunten en Salamanca, a la que colocó en los mapas llevándola hasta un inesperado título de la Euroliga y a una Copa de la Reina, en la que tumbó al Ros Casares, futuro campeón de Europa y con mayor presupuesto que algunos equipos de la Liga Endesa.

Tres semanas después de aquella sentencia, España, bañada en plata, visitó AS. Le recordé sus palabras. “Lo reitero, subiremos al podio”, me contestó. Palabra de Mondelo. Ahora sólo queda saber a qué escalón, aunque el rival sea un equipo de tebeo, un verdadero Dream Team casi inalcanzable. La Selección femenina no ha conseguido nunca en su historia ganar al gigante americano. Pero si Mondelo dice que “es difícil, pero no imposible”, yo le creo y confío en este equipo de película: con la veteranía de Laia, la explosividad de Alba, el corazón de Nicholls... Para todo hay una primera vez.