Ejemplo de la escuela cubana
Orlando Ortega es un claro ejemplo de la escuela cubana. Trabajo metódico, con personalidad, sin artificios tecnológicos ni innovaciones revolucionarias. Metodologías que parten de la antigua teoría del entrenamiento soviético, pero basándose más en la calidad y el trabajo específico. Y sobre todo, saber captar el talento y adaptarse a las peores circunstancias. Así era la base del éxito de Dayron Robles, con quien pude trabajar en varias ocasiones junto a su entrenador Santiago Antúnez. Ahora Dayron es como el hermano mayor de Orlando, su gran referente. Ambos llegan con siete pasos a la primera valla, tienen una fuerza reactiva prodigiosa, con brevísimos y efectivos tiempos de contacto en el suelo, y realizan sus tramos entre vallas más rápidos entre la séptima y la décima.
La plata de Orlando en Río es el inicio de un futuro en el que habrá bastantes más éxitos. Y no descarto que algún día sea plusmarquista mundial. Ha nacido para competir. Visualiza cada una de las carreras como si fuera un ejercicio de realidad virtual. Estudia cada gesto, cada apoyo, cada movimiento. Planifica cada fase de la carrera. Y lo vive todo.