¡Gracias Don Alfredo!
El Stade de Reims fue inquilino habitual de la jet set del fútbol europeo en los años 50, pero hace justo una década también rindieron visita a la capital. Y resultó muy especial. El histórico club francés fue el invitado elegido para la inauguración, el 9 de mayo de 2006, del estadio Alfredo Di Stéfano en Valdebebas. El hecho de haber sido el rival de dos de las cinco Copas de Europa seguidas ganadas por el Madrid bajo el liderazgo de La Saeta (¡Di Stéfano marcó en las cinco finales!), resultó decisivo en la elección.
El club estaba por entonces sumido en un momento convulso a nivel institucional, dado que tras la dimisión de Florentino Pérez (26 de febrero), acontecida tres meses antes, y tras la salida por la puerta de atrás de Fernando Martín (la junta directiva convocó Elecciones a la Presidencia contra su voluntad), el ambiente estaba enrarecido. Pero el Madrid, bajo la presidencia interina de Luis Montejano, supo reaccionar y organizó un acto cuidado, medido y nostálgico para darle el lustre que merecía la ocasión.
Honores. Los 5.000 aficionados que abarrotaron la inauguración del estadio Alfredo Di Stéfano derramaron alguna lágrima cuando él apareció por el césped. Apoyado en su inseparable bastón de roble, avanzó por el pasillo organizado por los jugadores de Real Madrid y Stade de Reims. A su izquierda, le aplaudían admirados futbolistas de la talla de Zidane, Raúl, Casillas, Sergio Ramos, Beckham, Guti, Salgado o Roberto Carlos. Al final del pasillo le esperaba una plataforma de muchos metros de longitud para poder acoger todos los trofeos que había conquistado de blanco (de 1953 a 1964). Delante, una pancarta que en dos palabras resumía perfectamente el sentir del madridismo hacia su legendaria figura: “¡Gracias Alfredo!”.
Zidane se acercó expresamente a saludarle. De genio a genio. Siempre se respetaron, se admiraron y entendieron. Dos tímidos incorregibles fuera del pasto y dos artistas desatados dentro de él...
Goleada. El partido fue lo de menos. El Madrid goleó 6-1 al Stade, que militaba en la Segunda de su país. Marcaron dos goles Soldado (¡animo campeón!), dos Cassano (no dejó huella por aquí, para qué engañarnos), uno Jurado y otro Ramos, el único que sigue jugando en el Madrid actual.
Lo mejor llegó en el turno de parlamentos. Primero pusieron una grabación del maestro Matías Prats, fallecido dos años antes, en la que glosaba la figura de Di Stéfano: “Es el hombre del fútbol total. Capaz de sacar el balón de la zona defensiva, organizar el trabajo en la línea media y marcar las diferencias, no sólo con sus goles, sino también con su clase, su talento y su carisma”.
Después y visiblemente emocionado, Di Stéfano se sacó del bolsillo de su chaqueta gris un papel: “Quiero felicitar a todos los que han venido a inaugurar este campo. Espero que sea un triunfo para toda la juventud. Bienvenidos a mi nueva casa, la de todos. Gracias a todos y gracias al Madrid por haberme dejado entrar a formar parte de su historia”.
Cada fin de semana, el Castilla juega en un campo que se llama Alfredo Di Stéfano. Los chavales ya saben en qué espejo deben mirarse...