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Huracán Van Niekerk

Wayde van Niekerk, un cuatrocentista sudafricano de 23 años, le robó plano a la hazaña de Usain Bolt en la noche que volvió a coronar al jamaicano. Ganó la final olímpica de 100 metros por tercera vez consecutiva, una estadística sin precedentes. Los esta­dounidenses Al Oerter, cuatro veces sucesivas campeón olímpico de lanzamiento de peso (1956-68), y Carl Lewis, cuádruple ganador de salto de longitud (1984-1996), superan a Bolt, que está en camino de conquistar nuevamente la triple corona de la velocidad: 100, 200 y 4x100. Lo consiguió en los Juegos de Pekín y en Londres 2012. Nadie apostará contra él. Le ocurre como a Phelps, en sus mejores años era inalcanzable y en crepúsculo de su ciclo casi nadie se atreve contra él.

Ganó con la facilidad de siempre, pero con una marca poco relevante. Parecía que 9.81 segundos —registro de Bolt en la final— era un tiempo para perdedores, o un regreso a la época anterior al campeón caribeño. Asombró al mundo con el 9.69 de Pekín 2008 y desmintió a los pesimistas con el espléndido 9.63 de Londres 2012. Hasta en sus peores años, los caracterizados por las lesiones y un cierto abandono, Usain Bolt se las ingeniaba para ganar los grandes títulos en menos de 9.80. La diferencia de 20,2 centésimas con su récord mundial, el imperial 9.58 de los Mundiales de Berlín 2009, dice todo del valor casi mundano de la marca y explica el grado de intimidación que ejerce sobre sus rivales. O eso, o la velocidad atraviesa una crisis. En Estados Unidos, desde luego.

Bolt saldrá de la mano de Phelps en estos Juegos. Nadie les discutirá su magnitud histórica. Han ganado todo y lo han hecho a lo grande, sin apenas conceder margen a sus rivales. Quizá dejen tierra quemada durante un pequeño periodo. Es lo normal cuando se despiden los campeones tiránicos. El foco mediático correspondió a Bolt. El entusiasmo de los aficionados se trasladó a Wayde van Niekerk, autor de un récord del mundo (43.03) que impresiona por su magnitud y por la manera de realizarlo. Batió el célebre registro (43.18 segundos) de Michael Johnson en el Mundial de Sevilla­ 99.

Ganó sin mirar atrás, por la octava calle, la exterior, en una contrarreloj apoteósica. Dos de los mejores especialistas de todos los tiempos, Kirani James y LaShawn Merritt, se machacaron en su persecución, pero Van Niekerk­ nunca descompuso la figura, como si el ácido láctico no fuera con él. Su demostración dejó una pregunta que no será contestada en estos Juegos. ¿Es capaz Van Niekerk de derrotar a Bolt en los 200 metros? El sudafricano es el único atleta de la historia que ha bajado de 10 segundos en los 100 metros, de 20 en los 200 y de 44 en los 400. En su estado actual no es difícil verle entre 19.50 y 19.60 en los 200 metros, la clase de registro que se espera ahora mismo de Bolt. Por desgracia, Van Niekerk­ no disputará los 200 metros.

Josia Thugwane ganó en 1996 la maratón de los Juegos de Atlanta 96, la primera medalla de un atleta negro sudafricano tras el final del apartheid. Ahora vive en la indigencia. Es un país todavía marcado por siglos de segregación. La victoria de Van Niekerk, un mestizo entrenado por una bisabuela blanca de 74 años, significa también la emergente posición del atletismo sudafricano, dueño de un potencial extraordinario.