Entramos en la última semana de Juegos y seguimos estancados en cinco medallas. Superar las 17 de Londres —18 cuando se haga oficial la de Lydia Valentín por dopaje de las tres primeras— parece que va a ser difícil. Ha habido demasiados tiros al poste con esos cuartos puestos de Nadal, Mireia Belmonte, Fátima Gálvez y Castroviejo. Se contaba, además, con la medalla del marchador Miguel Ángel López, y en la final ni se le vio. También, con la de Marina Alabau, y ayer acabó quinta. Esto se pone cuesta arriba.

Probabilidades de superar esas 17 todavía hay, porque aún nos quedan balas, algunas de cañón, pero también las eran las de Gálvez y López, y acabaron en el agua. En los Juegos la competencia es tan colosal, que para afinar en las previsiones es mejor quedarse corto que irse largo. Por eso es fácil que no lleguemos a las cifras de Londres, pese a que seguimos teniendo más de una docena de opciones. Pero como no acaban saliendo todas... Si queremos ser positivos, con un oro más superaríamos los de Londres.

¿Y dónde están esas opciones? Una medalla puede salir en el atletismo con Orlando Ortega o Ruth Beitia. Otra en el bádminton con Carolina Marín. En triatlón, con Mola. En hípica, con Beatriz Ferrer Salat. En taekwondo están Joel González y Eva Calvo. En piragüismo y vela tenemos igualmente varias candidaturas al podio. Y luego están los equipos de baloncesto y waterpolos, más el de balonmano y hockey femeninos, la rítmica, la sincro... Eso sí. Como en Londres, las mujeres serán quienes tengan que tirar del carro.