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Todos sabíamos que lo haría

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Antes de viajar a Río, todos estábamos convencidos de que Mireia Belmonte sería campeona olímpica. Solo hacía falta ver las series que hace en cada entrenamiento para saber que su sueño sería posible. Es lo que nos exige Fred Vergnoux, que demos siempre el cien por cien y que nos lo dejemos todo en cada ejercicio, porque a lo largo eso tiene su recompensa. Mireia lleva muchos años trabajando para esta carrera. Es su sueño y lo ha perseguido hasta el final. Nadie se lo merece más que ella.

El mérito es enorme. Mireia no tiene el cuerpo de otras nadadoras, que miden más de 1,80 o que poseen otras cualidades. Pero ella tiene un plus de ambición que no la posee nadie más. En nuestras concentraciones en Sierra Nevada lo podemos apreciar, donde tenemos pocos momentos de descanso. Por eso, siempre que vamos a nuestra habitación aprovechamos para descansar. En las comidas y los desayunos sí que nos echamos todas unas risas, son los momentos del día que tenemos para desconectar del entrenamiento. Mireia se ha ganado esta medalla a pulso. Un ejemplo.