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El refugiado Sisto, la clase de Ben Yedder y el ‘padre’ de Marlos

Orgullo paterno. El drama de los refugiados, tan de actualidad, salpicó de lleno la infancia de Pione Sisto (Uganda, 21 años). Los padres del jugador del Celta se vieron obligados a huir de la guerra civil que asolaba a Sudán del Sur cuando él tenía dos meses. Emigraron a Dinamarca con estatus de refugiado. Hasta hace dos años no le concedieron a Sisto la ciudadanía danesa, privilegio que le vino dado por su evolución futbolística. Con todo, nunca olvidará sus raíces. La conferencia de prensa posterior a su primera llamada con la selección nórdica vinculó a dos mundos muy distintos. Sus progenitores aparecieron impregnados de talco (ver imagen) e interpretaron un ritual para llamar a la buena suerte. Pione no dudó en quitarse la camiseta y untarse con ese pegamento blanco para honra de sus padres. Buen hijo y buen futbolista. 

Del parqué. Es habitual el trasvase de jugadores del fútbol sala al fútbol. Lo que es excepcional es que Wissam Ben Yedder (26 años), el delantero que ha traído Monchi para paliar la salida de Gameiro, haya sido internacional con Francia en ambos deportes. Compaginó las dos disciplinas hasta que casi alcanzó la veintena, cuando la llamada del Toulouse le hizo apostar definitivamente por el verde. Fue seis veces internacional con la selección gala de fútbol sala llegando a marcar en una ocasión. Con la grande no ha podido todavía estrenarse como goleador en los tres encuentros que ha disputado. Un apunte más. Ben Yedder destaca por su depurada técnica individual. Obedece a la lógica. 

Inseparables. Resulta difícil descifrar quién es más feliz por la casi segura llegada de Marlos Moreno (Colombia, 20 años) al Depor. Si el jugador o Eladio Tamayo, su padre deportivo. “Un día le dije a Marlos: ‘Usted va a hacer realidad el sueño que yo no pude”, señala con emoción. Descubrió a Marlos con 10 años y pidió permiso a la madre para llevárselo a su casa para instruirlo. Richard Barral, director deportivo del club gallego, se quedó impresionado con el rendimiento del colombiano en la Libertadores. Se lo había recomendado un gran amigo.

Sarajevo. Apenas tres meses duró la aventura de Javi Hervás (27 años) en el Zeljeznicar. “No se ha adaptado y ante la insistencia de su esposa desea regresar a su país”, precisaba el comunicado del club bosnio. Contó la prensa de allí un episodio decisivo para entender la decisión de los Hervás. El córdobes y su mujer fueron atacados por perros callejeros, sin consecuencias graves. Era el momento de volver. El Mirandés le ha abierto los brazos.