El viaje del planeta Espanyol

Los viaje suelen comenzar con inquietud y acabar con melancolía. Buena señal cuando esto último sucede. Viajó el Espanyol a Holanda, igual que lo hace hoy a Inglaterra, pero su viaje vital y global no ha hecho más que arrancar. Chen se encargó de cambiar unas viejas y andrajosas maletas por unas nuevas y lustrosas (y, seguramente, teledirigidas, como las que tiene en Shantou), y Quique las está llenando de ilusión a modo de equipaje.

En los Países Bajos, que supuso el despegue de este viaje sin billete de vuelta, el equipo demostró algo que deberá refrendar ahora ante Southampton y Everton: haberse preparado el recorrido, siguiendo a rajatabla a la guía que les debe conducir hacia un destino mejor que el de las temporadas anteriores. Los antiguos viajeros han mejorado sus prestaciones, se sienten más cómodos gracias a la pericia del comandante del avión; y los nuevos han añadido una brújula a un rumbo al fin definido.

Pero aún quedan muchos kilómetros por recorrer, pasajeros por embarcar y otros por apearse en alguna de las escalas de este verano. Por la ventanilla se divisa un clima soleado en el horizonte, aunque ni el más confortable de los vuelos está a salvo ni de turbulencias ni de lluvia o truenos por el camino. Nada, no obstante, que pueda impedir que este viaje, el primero del Espanyol en condiciones después de unos cuantos años, vaya a ser inolvidable. Así que disfruten del camino.